Si queremos hablar con integridad al hombre y a la mujer secular, antes de centrarnos en la predicación en sí tenemos que hablar de dos áreas clave. En primer lugar, debemos entender su manera de pensar. Para la mayoría de nosotros, los pastores, eso es un reto enorme. Muchos solo han estudiado en seminarios o institutos bíblicos y, cuando acabaron, se pusieron a trabajar en la obra. Como resultado, la mayoría nunca ha tenido buenos amigos no creyentes. Quieren que su
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